La ruta de Movimiento Ciudadano: Enrique Ibarra

Jal.| 20 jun. 2015

A la memoria de Héctor Pérez Plazola.

Hace tres años, cuando Hugo Luna, dirigente de Movimiento Ciudadano (PMC), afirmaba que el partido se convertiría en la primera fuerza política en 2015, pocas personas le creyeron y muchos no se tomaban en serio esa predicción, que terminó por hacerse realidad.

Hugo hablaba no sólo desde la fe y la convicción, sino de la confianza que da la buena planeación y el replanteo en la forma de hacer política ciudadana.

A partir de ese momento, se comenzó con un intenso trabajo en la entidad, para rebatir esa idea de que a PMC le faltaba estructura. Se abrieron casi cien casas ciudadanas que funcionaron como un enlace directo con los ciudadanos (en donde se organizaban cursos, talleres, encuentros de carácter social), se creó El Ciudadano, periódico que se distribuyó gratuitamente en todas las regiones, donde se informaba puntualmente de las actividades de PMC, de sus gobernantes y diputados, enfocado siempre en la difusión de buenas noticias.

Los buenos resultados de PMC en la elección del 7 de Junio (donde gobernará al 63.4 por ciento de los jaliscienses, en contraste con el 10.6 por ciento que gobernaba en 2012), tienen su origen en un trabajo de tres años, donde influyó también la eficacia de los diputados y presidentes municipales, que ejercieron una oposición responsable, propositiva, crítica, y llevaron a cabo tareas de buenos gobiernos en las localidades donde actualmente todavía administran.

Como un elemento clave, se ha consolidado el liderazgo de Enrique Alfaro, el cual ha fortalecido este proyecto político y ha representado la esperanza de contar con buenos gobiernos. A la figura de Alfaro, se han sumado otros liderazgos que han surgido en todo Jalisco.

Ya habrá tiempo para analizar fríamente los resultados del pasado 7 de Junio, pero ya se pueden hacer reflexiones sobre el proceso que terminó hace dos semanas. Lecciones hay muchas, pero lo más importante es que en política no hay recetas para el éxito. O quizás sí: cumplir a la gente, no fallarle. Y además: trabajo, trabajo y más trabajo.

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